Detalle

Datos personales

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Foto Wikipedia
Apellido Roux
Nombre Guillermo
Actividad Artista plĂĄstico
Fecha de nacimiento 17/09/1929
Lugar de nacimiento Ciudad de Buenos Aires
Provincia
PaĂ­s Argentina
Fallecimiento: 28/11/2021
Detalles Ver mĂĄs

CategorĂ­a / Sub CategorĂ­a

CategorĂ­a Arte
Sub CategorĂ­a Arte / Artes plĂĄsticas

FormaciĂłn

TĂ­tulos obtenidos
Alma mater

Premios y distinciones internacionales

Premios y distinciones internacionales

1975 – Primer Premio Internacional de la XIII Bienal de San Pablo.

Semblanza

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Guillermo Roux, el gran referente del surrealismo en Argentina

Guillermo Roux fue un dibujante, pintor, muralista y docente argentino considerado el artista mĂĄs importante de la Acuarela Argentina ContemporĂĄnea y al pintor surrealista mĂĄs destacado de la historia del paĂ­s.

Roux fue reconocido en el mundo entero por la calidad de su obra, caracterizada por una gran versatilidad en las formas de expresión, dibujos, acuarelas, témperas, collages, murales. El artista alcanzó depurados grados de percepción en los grafismos y los colores que fijan la tonalidad de sus trabajos.

Guillermo Roux naciĂł el 17 de septiembre de 1929 en el barrio de Flores de la Ciudad de Buenos Aires, donde comenzĂł su formaciĂłn en las artes con su padre, el guionista y dibujante de historietas uruguayo RaĂșl Roux, que tuvo una importante trayectoria en Argentina. Siguiendo los pasos de su padre, Guillermo abandonĂł sus estudios secundarios para incorporarse como dibujante en una editorial y luego ingresĂł en la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano, donde fue alumno de Lorenzo Gigli y Corinto Trezzini, y egresĂł en 1948.

El pintor recordĂł en una charla cĂłmo naciĂł su interĂ©s por el arte: “Mi padre era dibujante de historietas y lo Ășnico que me interesaba era ver cĂłmo dibujaba. Cuando tenĂ­a 10 u 11 años, me daba un pedacito de cartulina y dibujaba. Me gustaba mucho mĂĄs que cualquier otra cosa. Me escapaba del colegio porque me aburrĂ­a muchĂ­simo. Lo Ășnico que me gustaba era dibujar. Yo no era un alumno brillante, ni mucho menos. Mi padre decĂ­a: ‘estudiĂĄ o trabajĂĄ, vagos en casa no’. Yo dije que si el trabajo es dibujo, entonces ese es el trabajo: dibujar. AsĂ­ se definiĂł todo, sin darme cuenta”.

En 1953 realizĂł su primera exposiciĂłn individual, en la GalerĂ­a Peuser, y en 1956 emigrĂł a Italia, donde estudiĂł las tĂ©cnicas de la pintura de la Edad Media y del Renacimiento. AllĂ­ aprendiĂł las tĂ©cnicas del fresco y el mosaico, hizo copias y adoptĂł definitivamente a pintores como Tiziano y a TiĂ©polo que junto con Goya y VelĂĄzquez justificaban para Ă©l la historia del arte y serĂ­an sus principales referentes artĂ­sticos. PermaneciĂł en Roma hasta 1960, trabajando como ayudante en obras de decoraciĂłn y restauración en el estudio de Umberto Nonni, en la Via Flaminia.  En 1957 se casĂł con Lina Guccerelli.

Al regresar a la Argentina se radicó siete años en Jujuy, donde alternó la pintura de animales y paisajes con la docencia en escuelas primarias, participando con otros artistas en la fundación de la Escuela de Artes y Oficios de esa provincia. Allí descubrió su interés por el arte contemporåneo y afianzó su oficio de pintor.  En 1964 nació su hija Alejandra.

En 1966 se mudó a Nueva York donde comenzó a realizar trabajos publicitarios e ilustraciones de libros. Allí conoció la obra figurativa de Diebenkorn (1922-1993) y Hopper (1882-1967), en la que encontró una profunda afinidad estética por sus referencias poéticas a la alienación humana del siglo XX.  En Estados Unidos conoció a quien sería su segunda compañera, Franca Beer.  En las décadas siguientes vivió en Buenos Aires, París y otras ciudades.

En los setenta, llevĂł adelante una serie de tintas que titulĂł Muebles y personajes, que constituyeron el antecedente de sus grandes acuarelas: etapa que comenzarĂ­a en 1973. Con el tiempo, la acuarela se convertirĂĄ en su medio de expresiĂłn, que le permitirĂĄ lograr la sĂ­ntesis de dibujo y color.

El primero en reconocer la calidad de su obra pictĂłrica fue el crĂ­tico de arte Rafael Squirru, que en 1972 lo llevĂł a exponer en la galerĂ­a Bonino de Buenos Aires. Roux ingresĂł a la escena internacional en 1973, cuando expuso en Marlborough Fine Arts, en Londres, y al año siguiente en MĂșnich.

En 1975 ganó el Primer Premio Internacional de la XIII Bienal de San Pablo considerada la segunda Bienal de Artes mås importante después de la Bienal de Venecia, lo que le abrió las puertas de galerías de distintas ciudades del mundo y su obra pasó a formar parte de la colección de importantes museos. Le siguieron así viajes a Mueva York, París, Roma y Sicilia. En 1982 expuso en la Bienal de Venecia; en 1988 en la Phillips Collection de Washington y en 1990 en la KunstHalle de Berlín.

Al comentar sobre su trayectoria en una entrevista. Guillermo Roux dijo que “no soñaba con ser pintor. Soñaba con ser dibujante, hacĂ­a lo que tenĂ­a que hacer y me ganaba los mangos todos mis meses. Hoy cuando pinto, pinto. No hago una gran alaraca porque pinto, simplemente laburo”.

Desde principios de los años setenta, Guillermo Roux experimentó un fuerte acercamiento al tema de la infancia, volcando en sus cuadros recuerdos tangibles de su niñez a través de objetos cotidianos fragmentados y destellos de situaciones vividas. También el uso de la acuarela significó un retorno al pasado al recuperar la primera técnica que de niño le enseñó su padre. Esta vocación puede apreciarse en su obra Juego interrumpido, cuya primera versión data de 1973.

En el orden local, en 1979 obtuvo el Premio Palanza de la Academia Nacional de Bellas Artes, en 1982 Roux fue distinguido con el Premio Konex de Platino como el mĂĄs importante pintor surrealista de la historia en Argentina, en 2007 fue designado por la legislatura Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires y en 1990 fue designado AcadĂ©mico de NĂșmero de la Academia Nacional de Bellas Artes.

En Argentina realizĂł sendas muestras retrospectivas en 1996 y en 2005 e inaugurĂł Homenaje a Buenos Aires, un gran mural de 12 metros por 5,40 de alto, en un edificio construido por el laureado arquitecto CĂ©sar Pelli en avenida del Libertador y el pasaje Della Paolera, Buenos Aires. Entre sus obras murales se destacan Mujer y mĂĄscara, realizada en las GalerĂ­as PacĂ­fico en 1994; La Ronda, que se luce en la entrada del Palacio Duhau, y La ConstituciĂłn guĂ­a al pueblo, su Ășltima obra monumental realizada para decorar el recinto de la legislatura de provincia de Santa Fe.

Su Ășltima exposiciĂłn, curada por Cecilia Medina, que se presentĂł al mismo tiempo en la Casa Central de la Cultura Popular Villa 21-24 y en el Museo Nacional de Bellas Artes, fue Diario grĂĄfico, en 2018. PresentĂł cientos de dibujos realizados con birome en sus cuadernos personales entre agosto de 2015 y diciembre de 2017. Entre su obra se destacan El collar de perlas (1975), La valse (1977), Isolabella (1992), Paisaje con el Etna (1998) y Maja y torero con instrumentos musicales (1998).

En 2001, Roux donó al Instituto Nacional Sanmartiniano su famoso retrato del General José de San Martín, una acuarela de 76,5 por 58 cm, en la que el Libertador aparece de frente, con el gesto serio, la mirada tensa, la mano izquierda asiendo un flanco de la bandera argentina que pende de sus hombros, en tanto la derecha estå levantada a la altura del pecho, con el índice apuntando hacia adelante. «Con ese gesto de reconvención -explicó Roux-, quise interpretar un San Martín al que no le gustaría mucho este país, de modo que opté por desdeñar una estampa victoriosa o satisfecha. Pensé que un símbolo mayor de nuestra historia debía tener una imagen mås activa, desde la cual nos dijera algo para estos tiempos. No lo podía representar en forma pasiva ni distante, en un altar donde nada lo roce. Preferí hacerlo miråndonos y señalåndonos, como reclamåndonos la parte que nos toca en la construcción de esta Argentina», expresó el artista en esos tiempos.

Los Ășltimos años de su vida, Guillermo Roux, el “nĂłmade” -como se definĂ­a- los pasĂł en Buenos Aires. Roux falleciĂł en esa ciudad a los 92 años, el 28 de noviembre de 2021. Antes, les dejĂł a los artistas una sabia definiciĂłn: “El dibujo es una forma de conocimiento, es conocer a travĂ©s de la forma lo que estamos viendo. Hoy es un momento muy complejo, que requiere de los artistas un profundo conocimiento de la historia del arte (…) El artista deberĂ­a tener una visiĂłn panorĂĄmica, muchĂ­simo mĂĄs amplia y profunda. Ahora hay otros medios, pero no eliminan el conocimiento que hay que tener de las cosas. Si hay geometrĂ­a detrĂĄs del dibujo, es que el dibujo expresa el verdadero contenido”.

Al informar su fallecimieno, la curadora Cecilia Medina, dijo que “ahora Guillermo dibujarĂĄ por siempre. Todos los que tuvimos la fortuna de estar cerca de Ă©l sabemos que hemos sido tocados por un artista brillante y un ser humano maravilloso. Hoy el mundo es un lugar muy triste, pero Ă©l estĂĄ en un lugar mejor”.

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Guillermo Roux, el gran referente del surrealismo en Argentina

Guillermo Roux fue un dibujante, pintor, muralista y docente argentino considerado el artista mĂĄs importante de la Acuarela Argentina ContemporĂĄnea y al pintor surrealista mĂĄs destacado de la historia del paĂ­s.

Roux fue reconocido en el mundo entero por la calidad de su obra, caracterizada por una gran versatilidad en las formas de expresión, dibujos, acuarelas, témperas, collages, murales. El artista alcanzó depurados grados de percepción en los grafismos y los colores que fijan la tonalidad de sus trabajos.

Guillermo Roux naciĂł el 17 de septiembre de 1929 en el barrio de Flores de la Ciudad de Buenos Aires, donde comenzĂł su formaciĂłn en las artes con su padre, el guionista y dibujante de historietas uruguayo RaĂșl Roux, que tuvo una importante trayectoria en Argentina. Siguiendo los pasos de su padre, Guillermo abandonĂł sus estudios secundarios para incorporarse como dibujante en una editorial y luego ingresĂł en la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano, donde fue alumno de Lorenzo Gigli y Corinto Trezzini, y egresĂł en 1948.

El pintor recordĂł en una charla cĂłmo naciĂł su interĂ©s por el arte: “Mi padre era dibujante de historietas y lo Ășnico que me interesaba era ver cĂłmo dibujaba. Cuando tenĂ­a 10 u 11 años, me daba un pedacito de cartulina y dibujaba. Me gustaba mucho mĂĄs que cualquier otra cosa. Me escapaba del colegio porque me aburrĂ­a muchĂ­simo. Lo Ășnico que me gustaba era dibujar. Yo no era un alumno brillante, ni mucho menos. Mi padre decĂ­a: ‘estudiĂĄ o trabajĂĄ, vagos en casa no’. Yo dije que si el trabajo es dibujo, entonces ese es el trabajo: dibujar. AsĂ­ se definiĂł todo, sin darme cuenta”.

En 1953 realizĂł su primera exposiciĂłn individual, en la GalerĂ­a Peuser, y en 1956 emigrĂł a Italia, donde estudiĂł las tĂ©cnicas de la pintura de la Edad Media y del Renacimiento. AllĂ­ aprendiĂł las tĂ©cnicas del fresco y el mosaico, hizo copias y adoptĂł definitivamente a pintores como Tiziano y a TiĂ©polo que junto con Goya y VelĂĄzquez justificaban para Ă©l la historia del arte y serĂ­an sus principales referentes artĂ­sticos. PermaneciĂł en Roma hasta 1960, trabajando como ayudante en obras de decoraciĂłn y restauración en el estudio de Umberto Nonni, en la Via Flaminia.  En 1957 se casĂł con Lina Guccerelli.

Al regresar a la Argentina se radicó siete años en Jujuy, donde alternó la pintura de animales y paisajes con la docencia en escuelas primarias, participando con otros artistas en la fundación de la Escuela de Artes y Oficios de esa provincia. Allí descubrió su interés por el arte contemporåneo y afianzó su oficio de pintor.  En 1964 nació su hija Alejandra.

En 1966 se mudó a Nueva York donde comenzó a realizar trabajos publicitarios e ilustraciones de libros. Allí conoció la obra figurativa de Diebenkorn (1922-1993) y Hopper (1882-1967), en la que encontró una profunda afinidad estética por sus referencias poéticas a la alienación humana del siglo XX.  En Estados Unidos conoció a quien sería su segunda compañera, Franca Beer.  En las décadas siguientes vivió en Buenos Aires, París y otras ciudades.

En los setenta, llevĂł adelante una serie de tintas que titulĂł Muebles y personajes, que constituyeron el antecedente de sus grandes acuarelas: etapa que comenzarĂ­a en 1973. Con el tiempo, la acuarela se convertirĂĄ en su medio de expresiĂłn, que le permitirĂĄ lograr la sĂ­ntesis de dibujo y color.

El primero en reconocer la calidad de su obra pictĂłrica fue el crĂ­tico de arte Rafael Squirru, que en 1972 lo llevĂł a exponer en la galerĂ­a Bonino de Buenos Aires. Roux ingresĂł a la escena internacional en 1973, cuando expuso en Marlborough Fine Arts, en Londres, y al año siguiente en MĂșnich.

En 1975 ganó el Primer Premio Internacional de la XIII Bienal de San Pablo considerada la segunda Bienal de Artes mås importante después de la Bienal de Venecia, lo que le abrió las puertas de galerías de distintas ciudades del mundo y su obra pasó a formar parte de la colección de importantes museos. Le siguieron así viajes a Mueva York, París, Roma y Sicilia. En 1982 expuso en la Bienal de Venecia; en 1988 en la Phillips Collection de Washington y en 1990 en la KunstHalle de Berlín.

Al comentar sobre su trayectoria en una entrevista. Guillermo Roux dijo que “no soñaba con ser pintor. Soñaba con ser dibujante, hacĂ­a lo que tenĂ­a que hacer y me ganaba los mangos todos mis meses. Hoy cuando pinto, pinto. No hago una gran alaraca porque pinto, simplemente laburo”.

Desde principios de los años setenta, Guillermo Roux experimentó un fuerte acercamiento al tema de la infancia, volcando en sus cuadros recuerdos tangibles de su niñez a través de objetos cotidianos fragmentados y destellos de situaciones vividas. También el uso de la acuarela significó un retorno al pasado al recuperar la primera técnica que de niño le enseñó su padre. Esta vocación puede apreciarse en su obra Juego interrumpido, cuya primera versión data de 1973.

En el orden local, en 1979 obtuvo el Premio Palanza de la Academia Nacional de Bellas Artes, en 1982 Roux fue distinguido con el Premio Konex de Platino como el mĂĄs importante pintor surrealista de la historia en Argentina, en 2007 fue designado por la legislatura Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires y en 1990 fue designado AcadĂ©mico de NĂșmero de la Academia Nacional de Bellas Artes.

En Argentina realizĂł sendas muestras retrospectivas en 1996 y en 2005 e inaugurĂł Homenaje a Buenos Aires, un gran mural de 12 metros por 5,40 de alto, en un edificio construido por el laureado arquitecto CĂ©sar Pelli en avenida del Libertador y el pasaje Della Paolera, Buenos Aires. Entre sus obras murales se destacan Mujer y mĂĄscara, realizada en las GalerĂ­as PacĂ­fico en 1994; La Ronda, que se luce en la entrada del Palacio Duhau, y La ConstituciĂłn guĂ­a al pueblo, su Ășltima obra monumental realizada para decorar el recinto de la legislatura de provincia de Santa Fe.

Su Ășltima exposiciĂłn, curada por Cecilia Medina, que se presentĂł al mismo tiempo en la Casa Central de la Cultura Popular Villa 21-24 y en el Museo Nacional de Bellas Artes, fue Diario grĂĄfico, en 2018. PresentĂł cientos de dibujos realizados con birome en sus cuadernos personales entre agosto de 2015 y diciembre de 2017. Entre su obra se destacan El collar de perlas (1975), La valse (1977), Isolabella (1992), Paisaje con el Etna (1998) y Maja y torero con instrumentos musicales (1998).

En 2001, Roux donó al Instituto Nacional Sanmartiniano su famoso retrato del General José de San Martín, una acuarela de 76,5 por 58 cm, en la que el Libertador aparece de frente, con el gesto serio, la mirada tensa, la mano izquierda asiendo un flanco de la bandera argentina que pende de sus hombros, en tanto la derecha estå levantada a la altura del pecho, con el índice apuntando hacia adelante. «Con ese gesto de reconvención -explicó Roux-, quise interpretar un San Martín al que no le gustaría mucho este país, de modo que opté por desdeñar una estampa victoriosa o satisfecha. Pensé que un símbolo mayor de nuestra historia debía tener una imagen mås activa, desde la cual nos dijera algo para estos tiempos. No lo podía representar en forma pasiva ni distante, en un altar donde nada lo roce. Preferí hacerlo miråndonos y señalåndonos, como reclamåndonos la parte que nos toca en la construcción de esta Argentina», expresó el artista en esos tiempos.

Los Ășltimos años de su vida, Guillermo Roux, el “nĂłmade” -como se definĂ­a- los pasĂł en Buenos Aires. Roux falleciĂł en esa ciudad a los 92 años, el 28 de noviembre de 2021. Antes, les dejĂł a los artistas una sabia definiciĂłn: “El dibujo es una forma de conocimiento, es conocer a travĂ©s de la forma lo que estamos viendo. Hoy es un momento muy complejo, que requiere de los artistas un profundo conocimiento de la historia del arte (…) El artista deberĂ­a tener una visiĂłn panorĂĄmica, muchĂ­simo mĂĄs amplia y profunda. Ahora hay otros medios, pero no eliminan el conocimiento que hay que tener de las cosas. Si hay geometrĂ­a detrĂĄs del dibujo, es que el dibujo expresa el verdadero contenido”.

Al informar su fallecimieno, la curadora Cecilia Medina, dijo que “ahora Guillermo dibujarĂĄ por siempre. Todos los que tuvimos la fortuna de estar cerca de Ă©l sabemos que hemos sido tocados por un artista brillante y un ser humano maravilloso. Hoy el mundo es un lugar muy triste, pero Ă©l estĂĄ en un lugar mejor”.

Obra

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