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Datos personales

CategorĂa / Sub CategorĂa
FormaciĂłn
Agrimensor y Doctor en FĂsica
Universidad Nacional de La Plata / Universidad de Göttingen (Alemania) / Universidad de BerlĂn (Alemania)
Premios y distinciones internacionales
1998 â Nombrado en Estados Unidos como uno de los cientĂficos mĂĄs notables del siglo XX. Emily J. McMurray (1998), Notable Twentieth Century Scientists, Vol. 2, F-K. Gale Research Inc., an International Thomson Publishing Company.
1934 â Fellow de la John Simon Guggenheim Memorial Foundation (Estados Unidos)
Semblanza
RamĂłn Enrique Gaviola, el primer astrofĂsico argentino nombrado uno de los mejores cientĂficos del siglo XX
Enrique Gaviola fue un fĂsico, astrĂłnomo y cientĂfico argentino destacado a nivel mundial por sus contribuciones a la fĂsica y la astronomĂa en base a su metodologĂa revolucionaria y visionaria que fueron fundamentales para el desarrollo de la ciencia internacional, por lo que en 1998 fue incluido en la ediciĂłn Notable Twentieth Century Scientist entre los cientĂficos mĂĄs notables del siglo XX.
Con tan solo 22 años, el Dr. Gaviola se embarcĂł en una vertiginosa carrera cientĂfica que lo condujo a presenciar los mayores hitos de la historia de la ciencia y a vincularse en un entorno cientĂfico sin precedentes, llegando a estudiar a la par de las mentes mĂĄs brillantes de la Ă©poca, entre ellos Albert Einstein, colega y amigo del cientĂfico argentino, quien en 1948 lo invitĂł a firmar la adhesiĂłn al llamado âManifiesto de Chicagoâ o âManifiesto de los Nobelâ, que alertaba a los gobiernos del mundo y a la humanidad sobre los peligros que implicarĂa el uso de la energĂa nuclear en instancias bĂ©licas. Gaviola fue el Ășnico firmante del Manifiesto que no era Premio Nobel.
Los trabajos de Gaviola se centraron en la astrofĂsica, la fĂsica de la atmĂłsfera, la Ăłptica y la fotoquĂmica. Fue creador de telescopios, inventĂł el fluorĂłmetro que lleva su nombre e instalĂł en Argentina la primera estaciĂłn del hemisferio sur para el seguimiento de satĂ©lites espaciales. Sus estudios experimentales marcaron el rumbo de la ciencia moderna, como el inicio de la era del lĂĄser y la astronomĂa observacional, al igual que fueron el punto de partida para que la ciencia argentina despegara y se expandiera por todo el paĂs.
Por su elevado prestigio cientĂfico, Gaviola era un referente de consulta a nivel internacional en temas de gran trascendencia. En 1948, luego de haberle escrito una carta pidiĂ©ndole sugerencias sobre el desarrollo de la bomba atĂłmica, Einstein invitĂł al cientĂfico argentino a firmar la adhesiĂłn al llamado âManifiesto de Chicagoâ o âManifiesto de los Nobelâ, que alertaba a los gobiernos del mundo y a la humanidad sobre los peligros que implicarĂa el uso de la energĂa nuclear en instancias bĂ©licas. Gaviola fue el Ășnico firmante del Manifiesto que no era Premio Nobel.
En 1998, con motivo de celebrarse la finalizaciĂłn del siglo XX y del milenio, en Estados Unidos, la editora Emily J. McMurray compilĂł cuatro volĂșmenes de la enciclopedia Notable Twentieth Century Scientist, donde reconoce a los mĂĄs destacados cientĂficos que dio la humanidad en ese perĂodo. Gaviola fue incluido en esa categorĂa, en el segundo tomo.
Gaviola naciĂł el 31 de agosto de 1900 en Rivadavia, provincia de Mendoza, donde cursĂł sus estudios primarios y secundarios. ComenzĂł su formaciĂłn acadĂ©mica en 1917 cuando ingresĂł a la Universidad Nacional de la Plata (UNLP) como estudiante de Agrimensura. Durante ese tiempo manifestĂł una gran capacidad e interĂ©s por la fĂsica y fue alentado por su profesor, el destacado fĂsico alemĂĄn Richard Gans y en ese entonces Director del Instituto de FĂsica de la UNLP, a realizar sus estudios en el exterior.
Finalmente, luego de trabajar de agrimensor y ahorrar suficiente dinero, en 1922 emigrĂł a Alemania e iniciĂł sus estudios en la Universidad de Göttingen. AllĂ, en el Instituto de FĂsica TeĂłrica, Gaviola fue alumno de dos premios Nobel de FĂsica: James Frank y Max Born. MĂĄs tarde, en la Universidad de BerlĂn, tuvo como profesores a los cientĂficos mĂĄs encumbrados del siglo: Walther Nernst, Max von Laue, Max Planck y Albert Einstein, con quien formarĂa un vĂnculo especial.
Su trabajo de Proseminar fue dirigido por von Laue y examinado por Lise Meitner, Albert Einstein y Peter Pringsheim, los tres destacados fĂsicos de la Ă©poca. Y en 1926, Gaviola obtuvo su doctorado en la Universidad de BerlĂn con su tesis dirigida por Max von Laue y Walter Nernst, calificada como sobresaliente, âcon grandes honoresâ. En resumen, en su proceso de capacitaciĂłn en Europa, Gaviola compartiĂł actividades con 23 premios Nobel, entre profesores y compañeros. Sus libretas universitarias contienen las firmas de cinco premios Nobel, entre otros grandes maestros, y reflejan la extraordinaria formaciĂłn acadĂ©mica que tuvo el rivadaviense.
Cuando Einstein visitĂł la Argentina en 1925 -estuvo dos meses en el paĂs-, trajo un proyecto de reforma universitaria cuya base fue elaborada por el joven Gaviola. Al conocer que Einstein irĂa a su paĂs, Gaviola, entonces de 25 años, junto con Juan JosĂ© Nissen, otro argentino que estudiaba astronomĂa en Breslau, elaborĂł un documento con una propuesta de reforma universitaria. Gaviola contĂł que Einstein lo recibiĂł en su casa para analizar el documento al que le introdujo algunas improntas propias y lo trajo a la Argentina. No se sabe si lo presentĂł a las autoridades nacionales o universitarias; sĂ que lo comentĂł ante la prensa y, tambiĂ©n, que nada de lo que recomendĂł fue aplicado.
En cambio, sĂ se tiene certeza del aprecio, respeto intelectual y admiraciĂłn que Einstein prodigĂł en lo sucesivo a Gaviola. Tanto que en 1948 lo invitĂł a firmar el âManifiesto de Chicagoâ o âManifiesto de los Nobelâ, un documento que alertaba a los gobiernos del mundo y a toda la humanidad sobre los peligros que implicarĂa el uso de la energĂa nuclear en instancias bĂ©licas. Todos los firmantes eran premios Nobel; el Ășnico a quien no le habĂan conferido esa distinciĂłn era Gaviola. âPor tus logros, debes y mereces firmarlaâ, lo honrĂł Einstein, quien, anticipĂĄndose a esa invitaciĂłn, habĂa dicho en una conferencia que âsi la Argentina tuviera varios jĂłvenes como Gaviola…â y dejĂł la frase inconclusa, aunque rubricĂĄndola con un gesto de admiraciĂłn.
Tras finalizar sus estudios en Alemania, sugerido por Einstein, Gaviola se postulĂł para una beca Rockefeller al International Education Board y, a pesar de haber obtenido el primer puesto, fue rechazado porque solo eran considerados candidatos de Europa y de Estados Unidos. No obstante, luego de la carta de protesta y recomendaciĂłn enviada por el propio Einstein, Gaviola obtuvo la beca y fue el primer investigador del hemisferio sur en obtenerla.
Con la beca Rockefeller, entre 1927 y 1928, Gaviola trabajĂł en el laboratorio del fĂsico experimental Robert Williams Wood en la Johns Hopkins University, y en compañĂa del cientĂfico estadounidense realizaron estudios de espectroscopĂa Ăłptica de emisiĂłn y de fluorescencia en vapores de mercurio.
Enseguida, Gaviola fue incorporado en el Departamento de Magnetismo Terrestre del Carnegie Institute of Washington como asistente de investigaciones, donde trabajĂł junto a otros colegas en tĂ©cnicas de vacĂo y alta tensiĂłn, y lograron obtener un potencial de cinco millones de voltios. El equipo que construyeron fue el primer precedente de un acelerador de partĂculas y la fase previa al campo experimental de la fĂsica nuclear.
Este experimento fue inmortalizado en una foto publicada en The Sunday Star de Washington el 11 de noviembre de 1928 bajo el tĂtulo âĂtomos destrozados con corriente de alto voltajeâ, donde se muestra al joven Gaviola y a sus colegas Merle Tuve y Harry Lawrence Hafstad junto al transformador con el que alcanzaron el rĂ©cord de voltaje. AdemĂĄs, la foto se encuentra expuesta en el Museo de Ciencia y TecnologĂa de la Smithsonian Institution en Washington D.C., Estados Unidos.
Entre 1928 y 1929, el Dr. Gaviola publicĂł numerosos artĂculos que demostraban los grandes avances en sus estudios experimentales, entre ellos se destaca la primera comprobaciĂłn experimental de la emisiĂłn atĂłmica estimulada, predicha por Einstein en 1917, que constituyĂł la base de lo que posteriormente se conociĂł como rayo lĂĄser.
AdemĂĄs, sus trabajos sobre espectrometrĂa y fluorescencia permitieron analizar de manera crĂtica la teorĂa de Schrödinger y dieron origen a dos nuevas ĂĄreas cientĂficas: la espectrometrĂa fluorescente en bioquĂmica y el comportamiento hidrodinĂĄmico de las proteĂnas. Para llevar adelante estas investigaciones, Gaviola diseñó y construyĂł un fluorĂłmetro, equipo que permite analizar la fluorescencia emitida por una muestra y conocido bajo su nombre.
Para 1930 Gaviola se habĂa convertido en una referencia indiscutible de la fĂsica mundial y la calidad de sus investigaciones y descubrimientos estaban a la altura de los mĂĄs grandes de la ciencia. Entonces comprendiĂł que debĂa aprovechar toda la experiencia que habĂa adquirido a lo largo de su carrera para cambiar las coyunturas de su paĂs de origen y transformar su polĂtica cientĂfica.
Cuando el fĂsico mendocino retornĂł a Argentina, rĂĄpidamente iniciĂł la puesta en marcha del desarrollo cientĂfico del paĂs, muestra de su fuerte compromiso y convicciĂłn de formar una comunidad cientĂfica capaz de competir con el mundo, y ocupĂł importantes cargos al igual que impulsĂł la creaciĂłn de nuevas instituciones cientĂficas.
Gaviola fue profesor en distintas universidades, entre ellas su alma mater y la Universidad de Buenos Aires (UBA), donde dirigiĂł la CĂĄtedra de FisicoquĂmica en la Facultad de Ciencias Exactas, FĂsicas y Naturales (FCEFyN) entre 1930 y 1936. AllĂ revolucionĂł los mĂ©todos de estudio y promoviĂł los trabajos experimentales, logrando dictar por primera vez e incorporar al plan de estudios disciplinas como electromagnetismo, termodinĂĄmica de la radiaciĂłn, teorĂa cinĂ©tica y teorĂa cuĂĄntica.
AdemĂĄs, fue uno de los fundadores del Instituto de FĂsica de Bariloche (posteriormente Instituto Balseiro), donde en 1960 ingresĂł como profesor del laboratorio de FĂsica Experimental hasta su retiro. ParticipĂł en la creaciĂłn del CONICET, del Instituto de MatemĂĄtica, AstronomĂa y FĂsica (posteriormente la Facultad de MatemĂĄtica, AstronomĂa, FĂsica y ComputaciĂłn de la ciudad de CĂłrdoba), y en la recuperaciĂłn del Observatorio AstronĂłmico de CĂłrdoba (OAC), fundado por Domingo Faustino Sarmiento en 1871, entre otras tantas iniciativas.
El compromiso de Gaviola no solo era profesional sino Ă©tico. En 1943, en pleno desarrollo de la Segunda Guerra Mundial y proceso del nazismo, el rivadaviense pudo rescatar de Europa al fĂsico Guido Beck, contemporĂĄneo de Einstein, y lo incorporĂł al OAC, donde tambiĂ©n se formaron Mario Bunge, Ernesto SĂĄbato y JosĂ© Antonio Balseiro. La presencia de Gaviola y Beck en el observatorio facilitĂł la afluencia de muchos estudiantes que deseaban desarrollarse en fĂsica.
En 1944, Gaviola y Beck fundaron la AsociaciĂłn FĂsica Argentina (AFA), la primera sociedad cientĂfica latinoamericana que dio origen a la fĂsica moderna. El rivadaviense presidiĂł la AFA desde su creaciĂłn hasta 1950, y bajo su direcciĂłn la fĂsica argentina comenzĂł a desarrollarse favorablemente en un contexto mundial en que esta disciplina adquirĂa cada vez mayor trascendencia. AdemĂĄs, como cientĂfico de gran prestigio, Gaviola se vinculaba con personalidades de la esfera polĂtica para recomendar o criticar medidas que comprometĂan el progreso cientĂfico del paĂs.
La entrada de Gaviola en el mundo de la astronomĂa surgiĂł en un contexto de necesidad, cuando el OAC se encontraba en una situaciĂłn crĂtica a causa de la falta de configuraciĂłn del espejo del telescopio. AsĂ, el fĂsico fue en busca de los lugares mĂĄs prestigiosos en el campo de la construcciĂłn de telescopios: el Instituto de TecnologĂa de California y el Observatorio Mount Wilson.
Entre sus mayores contribuciones, Gaviola creĂł un mĂ©todo para el recubrimiento de la superficie de los espejos de grandes telescopios que permitiĂł hacer mĂĄs eficientes los costos y tiempos del proceso, resultados que aplicĂł en la construcciĂłn del espejo de Monte Palomar. MĂĄs tarde, junto a su colega Ricardo Platzcek, diseñaron el primer espectrĂłgrafo estelar del mundo construido Ăntegramente con espejos, calificado por George D. Birkhoff, decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Harvard, como âla verdadera DeclaraciĂłn de Independencia argentinaâ.
Gaviola dirigiĂł el OAC durante dos perĂodos (1940-1947 y 1956-1957) y lo transformĂł en un centro cientĂfico de primer nivel, con personal cientĂfico e instalaciones excepcionales, como la construcciĂłn de la EstaciĂłn AstrofĂsica de Bosque Alegre. AdemĂĄs, en 1956, demostrĂł que el Norte Chico era una regiĂłn de muy alta calidad de cielo y propuso la instalaciĂłn de un observatorio interamericano, proyecto que fue aceptado por comisiones norteamericanas y chilenas en virtud de la exactitud de su evaluaciĂłn.
MĂĄs allĂĄ de su carrera como investigador, Gaviola era un reformista cabal interesado en la polĂtica cientĂfica del paĂs. DefendiĂł fervientemente los aspectos Ă©ticos en la formaciĂłn de intelectuales y no cedĂa a las reglas morales, al punto que llegĂł a convertirse en el estĂĄndar por el que los cientĂficos medĂan su estatura moral. AsĂ, asumiĂł la responsabilidad de diseñar una polĂtica cientĂfica sabia. En su libro âReforma de la Universidad Argentina y Breviario del Reformistaâ, de 1931, sostenĂa que el dinero y el incremento del presupuesto eran imprescindibles para el desarrollo cientĂfico en la universidad, a la vez que dejaba en evidencia la corrupciĂłn y las prĂĄcticas clientelares que imperaban en el ĂĄmbito acadĂ©mico.
SirviĂ©ndose de conferencias y escritos, Gaviola manifestaba pĂșblicamente sus diferencias en torno a la calidad intelectual y moral de la Ă©poca. Con dos artĂculos que escribiĂł en 1946 âtitulados âMemorĂĄndum: la Argentina y la era atĂłmicaâ y âEmpleo de la energĂa atĂłmica (nuclear) para fines industriales y militaresâ- Gaviola buscĂł posicionar a Argentina en la carrera atĂłmica y en el desarrollo genuino de la ciencia sobre la base de personal cientĂfico de primera lĂnea y una correcta prĂĄctica cientĂfica que priorizara la bĂșsqueda de la verdad por sobre cualquier otro interĂ©s.
Su labor como astrĂłnomo lo condujo a recibir los mayores homenajes de la disciplina. En 1981, Gaviola fue reconocido por la UniĂłn AstronĂłmica Internacional que le dio su nombre al asteroide 2504 descubierto en CĂłrdoba en 1967.
En el orden nacional, el Aula Magna de la Universidad de CĂłrdoba lleva su nombre. AdemĂĄs, por su labor en fĂsica y Ăłptica, en 1978 fue premiado con la Medalla de Oro Dr. Ricardo Gans, otorgada por la Universidad de La Plata, y en 1980, con la Medalla de Oro del Centro de Investigaciones de Ăptica.
En 1965, Gaviola ganĂł el Premio Abraham Mibashan otorgado por la AMIA y la DAIA, y en 1983, recibiĂł el Premio Konex de Platino en la CategorĂa Ciencia y TecnologĂa, junto con el Diploma al MĂ©rito.
A lo largo de su carrera, obtuvo varias becas de estudio. entre las que se destacan la beca del Gobierno de España (1933) y la beca Guggenheim otorgada por la John Simon Guggenheim Memorial Foundation de Estados Unidos (1934), destinada a investigadores que âhan demostrado una capacidad excepcional para un aprendizaje productivo y una gran promesa para sus proyectos futurosâ.
Fue miembro de la Academia Nacional de Ciencias de CĂłrdoba y de las mĂĄs importantes sociedades cientĂficas del mundo, entre ellas la Physical Society de Londres, la American Physical Society, la International Astronomical Union, y la Sociedad Alemana de FĂsica. PublicĂł cerca de 60 publicaciones en revistas especializadas y alrededor de 20 artĂculos sobre organizaciĂłn universitaria.
Gaviola se casĂł con Katri MarĂa Nieminenn Vaukkari (apodada Kaisa), princesa de la abolida dinastĂa finesa. En 1925, tuvieron una hija, Ruth Miryam Gaviola Nieminenn. Kaisa falleciĂł el 15 de abril de 1936, en la ciudad de Buenos Aires.
Gaviola falleciĂł el 7 de agosto de 1989, a los 88 años, en su ciudad natal. Distinguido por el mundo aunque ignorado en la Argentina, el cientĂfico mendocino se mantuvo honesto, intransigente y comprometido con el desarrollo de la investigaciĂłn cientĂfica de calidad en el paĂs, pero su noble corazĂłn y postura Ă©tica fueron los que lo llevaron a ganarse el prestigio y el respeto entre la Ă©lite cientĂfica internacional de la Ă©poca.
En honor a la trayectoria del eminente cientĂfico, la Academia Nacional de Ciencias de CĂłrdoba instaurĂł el Premio Enrique Gaviola destinado a jĂłvenes investigadores de las ĂĄreas de MatemĂĄtica, AstronomĂa y FĂsica.
Los mĂ©todos de innovaciĂłn que introdujo Gaviola con sus experimentos todavĂa se siguen incorporando en los grandes telescopios modernos. TambiĂ©n, muchos institutos e instalaciones cientĂficas llevan su nombre.
En la ciudad de Mendoza, se impuso el nombre de RamĂłn Enrique Gaviola a la escuela N° 3-406 en reconocimiento al cientĂfico rivadaviense que trascendiĂł el mundo de la ciencia y que merece no ser olvidado.
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RamĂłn Enrique Gaviola, el primer astrofĂsico argentino nombrado uno de los mejores cientĂficos del siglo XX
Enrique Gaviola fue un fĂsico, astrĂłnomo y cientĂfico argentino destacado a nivel mundial por sus contribuciones a la fĂsica y la astronomĂa en base a su metodologĂa revolucionaria y visionaria que fueron fundamentales para el desarrollo de la ciencia internacional, por lo que en 1998 fue incluido en la ediciĂłn Notable Twentieth Century Scientist entre los cientĂficos mĂĄs notables del siglo XX.
Con tan solo 22 años, el Dr. Gaviola se embarcĂł en una vertiginosa carrera cientĂfica que lo condujo a presenciar los mayores hitos de la historia de la ciencia y a vincularse en un entorno cientĂfico sin precedentes, llegando a estudiar a la par de las mentes mĂĄs brillantes de la Ă©poca, entre ellos Albert Einstein, colega y amigo del cientĂfico argentino, quien en 1948 lo invitĂł a firmar la adhesiĂłn al llamado âManifiesto de Chicagoâ o âManifiesto de los Nobelâ, que alertaba a los gobiernos del mundo y a la humanidad sobre los peligros que implicarĂa el uso de la energĂa nuclear en instancias bĂ©licas. Gaviola fue el Ășnico firmante del Manifiesto que no era Premio Nobel.
Los trabajos de Gaviola se centraron en la astrofĂsica, la fĂsica de la atmĂłsfera, la Ăłptica y la fotoquĂmica. Fue creador de telescopios, inventĂł el fluorĂłmetro que lleva su nombre e instalĂł en Argentina la primera estaciĂłn del hemisferio sur para el seguimiento de satĂ©lites espaciales. Sus estudios experimentales marcaron el rumbo de la ciencia moderna, como el inicio de la era del lĂĄser y la astronomĂa observacional, al igual que fueron el punto de partida para que la ciencia argentina despegara y se expandiera por todo el paĂs.
Por su elevado prestigio cientĂfico, Gaviola era un referente de consulta a nivel internacional en temas de gran trascendencia. En 1948, luego de haberle escrito una carta pidiĂ©ndole sugerencias sobre el desarrollo de la bomba atĂłmica, Einstein invitĂł al cientĂfico argentino a firmar la adhesiĂłn al llamado âManifiesto de Chicagoâ o âManifiesto de los Nobelâ, que alertaba a los gobiernos del mundo y a la humanidad sobre los peligros que implicarĂa el uso de la energĂa nuclear en instancias bĂ©licas. Gaviola fue el Ășnico firmante del Manifiesto que no era Premio Nobel.
En 1998, con motivo de celebrarse la finalizaciĂłn del siglo XX y del milenio, en Estados Unidos, la editora Emily J. McMurray compilĂł cuatro volĂșmenes de la enciclopedia Notable Twentieth Century Scientist, donde reconoce a los mĂĄs destacados cientĂficos que dio la humanidad en ese perĂodo. Gaviola fue incluido en esa categorĂa, en el segundo tomo.
Gaviola naciĂł el 31 de agosto de 1900 en Rivadavia, provincia de Mendoza, donde cursĂł sus estudios primarios y secundarios. ComenzĂł su formaciĂłn acadĂ©mica en 1917 cuando ingresĂł a la Universidad Nacional de la Plata (UNLP) como estudiante de Agrimensura. Durante ese tiempo manifestĂł una gran capacidad e interĂ©s por la fĂsica y fue alentado por su profesor, el destacado fĂsico alemĂĄn Richard Gans y en ese entonces Director del Instituto de FĂsica de la UNLP, a realizar sus estudios en el exterior.
Finalmente, luego de trabajar de agrimensor y ahorrar suficiente dinero, en 1922 emigrĂł a Alemania e iniciĂł sus estudios en la Universidad de Göttingen. AllĂ, en el Instituto de FĂsica TeĂłrica, Gaviola fue alumno de dos premios Nobel de FĂsica: James Frank y Max Born. MĂĄs tarde, en la Universidad de BerlĂn, tuvo como profesores a los cientĂficos mĂĄs encumbrados del siglo: Walther Nernst, Max von Laue, Max Planck y Albert Einstein, con quien formarĂa un vĂnculo especial.
Su trabajo de Proseminar fue dirigido por von Laue y examinado por Lise Meitner, Albert Einstein y Peter Pringsheim, los tres destacados fĂsicos de la Ă©poca. Y en 1926, Gaviola obtuvo su doctorado en la Universidad de BerlĂn con su tesis dirigida por Max von Laue y Walter Nernst, calificada como sobresaliente, âcon grandes honoresâ. En resumen, en su proceso de capacitaciĂłn en Europa, Gaviola compartiĂł actividades con 23 premios Nobel, entre profesores y compañeros. Sus libretas universitarias contienen las firmas de cinco premios Nobel, entre otros grandes maestros, y reflejan la extraordinaria formaciĂłn acadĂ©mica que tuvo el rivadaviense.
Cuando Einstein visitĂł la Argentina en 1925 -estuvo dos meses en el paĂs-, trajo un proyecto de reforma universitaria cuya base fue elaborada por el joven Gaviola. Al conocer que Einstein irĂa a su paĂs, Gaviola, entonces de 25 años, junto con Juan JosĂ© Nissen, otro argentino que estudiaba astronomĂa en Breslau, elaborĂł un documento con una propuesta de reforma universitaria. Gaviola contĂł que Einstein lo recibiĂł en su casa para analizar el documento al que le introdujo algunas improntas propias y lo trajo a la Argentina. No se sabe si lo presentĂł a las autoridades nacionales o universitarias; sĂ que lo comentĂł ante la prensa y, tambiĂ©n, que nada de lo que recomendĂł fue aplicado.
En cambio, sĂ se tiene certeza del aprecio, respeto intelectual y admiraciĂłn que Einstein prodigĂł en lo sucesivo a Gaviola. Tanto que en 1948 lo invitĂł a firmar el âManifiesto de Chicagoâ o âManifiesto de los Nobelâ, un documento que alertaba a los gobiernos del mundo y a toda la humanidad sobre los peligros que implicarĂa el uso de la energĂa nuclear en instancias bĂ©licas. Todos los firmantes eran premios Nobel; el Ășnico a quien no le habĂan conferido esa distinciĂłn era Gaviola. âPor tus logros, debes y mereces firmarlaâ, lo honrĂł Einstein, quien, anticipĂĄndose a esa invitaciĂłn, habĂa dicho en una conferencia que âsi la Argentina tuviera varios jĂłvenes como Gaviola…â y dejĂł la frase inconclusa, aunque rubricĂĄndola con un gesto de admiraciĂłn.
Tras finalizar sus estudios en Alemania, sugerido por Einstein, Gaviola se postulĂł para una beca Rockefeller al International Education Board y, a pesar de haber obtenido el primer puesto, fue rechazado porque solo eran considerados candidatos de Europa y de Estados Unidos. No obstante, luego de la carta de protesta y recomendaciĂłn enviada por el propio Einstein, Gaviola obtuvo la beca y fue el primer investigador del hemisferio sur en obtenerla.
Con la beca Rockefeller, entre 1927 y 1928, Gaviola trabajĂł en el laboratorio del fĂsico experimental Robert Williams Wood en la Johns Hopkins University, y en compañĂa del cientĂfico estadounidense realizaron estudios de espectroscopĂa Ăłptica de emisiĂłn y de fluorescencia en vapores de mercurio.
Enseguida, Gaviola fue incorporado en el Departamento de Magnetismo Terrestre del Carnegie Institute of Washington como asistente de investigaciones, donde trabajĂł junto a otros colegas en tĂ©cnicas de vacĂo y alta tensiĂłn, y lograron obtener un potencial de cinco millones de voltios. El equipo que construyeron fue el primer precedente de un acelerador de partĂculas y la fase previa al campo experimental de la fĂsica nuclear.
Este experimento fue inmortalizado en una foto publicada en The Sunday Star de Washington el 11 de noviembre de 1928 bajo el tĂtulo âĂtomos destrozados con corriente de alto voltajeâ, donde se muestra al joven Gaviola y a sus colegas Merle Tuve y Harry Lawrence Hafstad junto al transformador con el que alcanzaron el rĂ©cord de voltaje. AdemĂĄs, la foto se encuentra expuesta en el Museo de Ciencia y TecnologĂa de la Smithsonian Institution en Washington D.C., Estados Unidos.
Entre 1928 y 1929, el Dr. Gaviola publicĂł numerosos artĂculos que demostraban los grandes avances en sus estudios experimentales, entre ellos se destaca la primera comprobaciĂłn experimental de la emisiĂłn atĂłmica estimulada, predicha por Einstein en 1917, que constituyĂł la base de lo que posteriormente se conociĂł como rayo lĂĄser.
AdemĂĄs, sus trabajos sobre espectrometrĂa y fluorescencia permitieron analizar de manera crĂtica la teorĂa de Schrödinger y dieron origen a dos nuevas ĂĄreas cientĂficas: la espectrometrĂa fluorescente en bioquĂmica y el comportamiento hidrodinĂĄmico de las proteĂnas. Para llevar adelante estas investigaciones, Gaviola diseñó y construyĂł un fluorĂłmetro, equipo que permite analizar la fluorescencia emitida por una muestra y conocido bajo su nombre.
Para 1930 Gaviola se habĂa convertido en una referencia indiscutible de la fĂsica mundial y la calidad de sus investigaciones y descubrimientos estaban a la altura de los mĂĄs grandes de la ciencia. Entonces comprendiĂł que debĂa aprovechar toda la experiencia que habĂa adquirido a lo largo de su carrera para cambiar las coyunturas de su paĂs de origen y transformar su polĂtica cientĂfica.
Cuando el fĂsico mendocino retornĂł a Argentina, rĂĄpidamente iniciĂł la puesta en marcha del desarrollo cientĂfico del paĂs, muestra de su fuerte compromiso y convicciĂłn de formar una comunidad cientĂfica capaz de competir con el mundo, y ocupĂł importantes cargos al igual que impulsĂł la creaciĂłn de nuevas instituciones cientĂficas.
Gaviola fue profesor en distintas universidades, entre ellas su alma mater y la Universidad de Buenos Aires (UBA), donde dirigiĂł la CĂĄtedra de FisicoquĂmica en la Facultad de Ciencias Exactas, FĂsicas y Naturales (FCEFyN) entre 1930 y 1936. AllĂ revolucionĂł los mĂ©todos de estudio y promoviĂł los trabajos experimentales, logrando dictar por primera vez e incorporar al plan de estudios disciplinas como electromagnetismo, termodinĂĄmica de la radiaciĂłn, teorĂa cinĂ©tica y teorĂa cuĂĄntica.
AdemĂĄs, fue uno de los fundadores del Instituto de FĂsica de Bariloche (posteriormente Instituto Balseiro), donde en 1960 ingresĂł como profesor del laboratorio de FĂsica Experimental hasta su retiro. ParticipĂł en la creaciĂłn del CONICET, del Instituto de MatemĂĄtica, AstronomĂa y FĂsica (posteriormente la Facultad de MatemĂĄtica, AstronomĂa, FĂsica y ComputaciĂłn de la ciudad de CĂłrdoba), y en la recuperaciĂłn del Observatorio AstronĂłmico de CĂłrdoba (OAC), fundado por Domingo Faustino Sarmiento en 1871, entre otras tantas iniciativas.
El compromiso de Gaviola no solo era profesional sino Ă©tico. En 1943, en pleno desarrollo de la Segunda Guerra Mundial y proceso del nazismo, el rivadaviense pudo rescatar de Europa al fĂsico Guido Beck, contemporĂĄneo de Einstein, y lo incorporĂł al OAC, donde tambiĂ©n se formaron Mario Bunge, Ernesto SĂĄbato y JosĂ© Antonio Balseiro. La presencia de Gaviola y Beck en el observatorio facilitĂł la afluencia de muchos estudiantes que deseaban desarrollarse en fĂsica.
En 1944, Gaviola y Beck fundaron la AsociaciĂłn FĂsica Argentina (AFA), la primera sociedad cientĂfica latinoamericana que dio origen a la fĂsica moderna. El rivadaviense presidiĂł la AFA desde su creaciĂłn hasta 1950, y bajo su direcciĂłn la fĂsica argentina comenzĂł a desarrollarse favorablemente en un contexto mundial en que esta disciplina adquirĂa cada vez mayor trascendencia. AdemĂĄs, como cientĂfico de gran prestigio, Gaviola se vinculaba con personalidades de la esfera polĂtica para recomendar o criticar medidas que comprometĂan el progreso cientĂfico del paĂs.
La entrada de Gaviola en el mundo de la astronomĂa surgiĂł en un contexto de necesidad, cuando el OAC se encontraba en una situaciĂłn crĂtica a causa de la falta de configuraciĂłn del espejo del telescopio. AsĂ, el fĂsico fue en busca de los lugares mĂĄs prestigiosos en el campo de la construcciĂłn de telescopios: el Instituto de TecnologĂa de California y el Observatorio Mount Wilson.
Entre sus mayores contribuciones, Gaviola creĂł un mĂ©todo para el recubrimiento de la superficie de los espejos de grandes telescopios que permitiĂł hacer mĂĄs eficientes los costos y tiempos del proceso, resultados que aplicĂł en la construcciĂłn del espejo de Monte Palomar. MĂĄs tarde, junto a su colega Ricardo Platzcek, diseñaron el primer espectrĂłgrafo estelar del mundo construido Ăntegramente con espejos, calificado por George D. Birkhoff, decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Harvard, como âla verdadera DeclaraciĂłn de Independencia argentinaâ.
Gaviola dirigiĂł el OAC durante dos perĂodos (1940-1947 y 1956-1957) y lo transformĂł en un centro cientĂfico de primer nivel, con personal cientĂfico e instalaciones excepcionales, como la construcciĂłn de la EstaciĂłn AstrofĂsica de Bosque Alegre. AdemĂĄs, en 1956, demostrĂł que el Norte Chico era una regiĂłn de muy alta calidad de cielo y propuso la instalaciĂłn de un observatorio interamericano, proyecto que fue aceptado por comisiones norteamericanas y chilenas en virtud de la exactitud de su evaluaciĂłn.
MĂĄs allĂĄ de su carrera como investigador, Gaviola era un reformista cabal interesado en la polĂtica cientĂfica del paĂs. DefendiĂł fervientemente los aspectos Ă©ticos en la formaciĂłn de intelectuales y no cedĂa a las reglas morales, al punto que llegĂł a convertirse en el estĂĄndar por el que los cientĂficos medĂan su estatura moral. AsĂ, asumiĂł la responsabilidad de diseñar una polĂtica cientĂfica sabia. En su libro âReforma de la Universidad Argentina y Breviario del Reformistaâ, de 1931, sostenĂa que el dinero y el incremento del presupuesto eran imprescindibles para el desarrollo cientĂfico en la universidad, a la vez que dejaba en evidencia la corrupciĂłn y las prĂĄcticas clientelares que imperaban en el ĂĄmbito acadĂ©mico.
SirviĂ©ndose de conferencias y escritos, Gaviola manifestaba pĂșblicamente sus diferencias en torno a la calidad intelectual y moral de la Ă©poca. Con dos artĂculos que escribiĂł en 1946 âtitulados âMemorĂĄndum: la Argentina y la era atĂłmicaâ y âEmpleo de la energĂa atĂłmica (nuclear) para fines industriales y militaresâ- Gaviola buscĂł posicionar a Argentina en la carrera atĂłmica y en el desarrollo genuino de la ciencia sobre la base de personal cientĂfico de primera lĂnea y una correcta prĂĄctica cientĂfica que priorizara la bĂșsqueda de la verdad por sobre cualquier otro interĂ©s.
Su labor como astrĂłnomo lo condujo a recibir los mayores homenajes de la disciplina. En 1981, Gaviola fue reconocido por la UniĂłn AstronĂłmica Internacional que le dio su nombre al asteroide 2504 descubierto en CĂłrdoba en 1967.
En el orden nacional, el Aula Magna de la Universidad de CĂłrdoba lleva su nombre. AdemĂĄs, por su labor en fĂsica y Ăłptica, en 1978 fue premiado con la Medalla de Oro Dr. Ricardo Gans, otorgada por la Universidad de La Plata, y en 1980, con la Medalla de Oro del Centro de Investigaciones de Ăptica.
En 1965, Gaviola ganĂł el Premio Abraham Mibashan otorgado por la AMIA y la DAIA, y en 1983, recibiĂł el Premio Konex de Platino en la CategorĂa Ciencia y TecnologĂa, junto con el Diploma al MĂ©rito.
A lo largo de su carrera, obtuvo varias becas de estudio. entre las que se destacan la beca del Gobierno de España (1933) y la beca Guggenheim otorgada por la John Simon Guggenheim Memorial Foundation de Estados Unidos (1934), destinada a investigadores que âhan demostrado una capacidad excepcional para un aprendizaje productivo y una gran promesa para sus proyectos futurosâ.
Fue miembro de la Academia Nacional de Ciencias de CĂłrdoba y de las mĂĄs importantes sociedades cientĂficas del mundo, entre ellas la Physical Society de Londres, la American Physical Society, la International Astronomical Union, y la Sociedad Alemana de FĂsica. PublicĂł cerca de 60 publicaciones en revistas especializadas y alrededor de 20 artĂculos sobre organizaciĂłn universitaria.
Gaviola se casĂł con Katri MarĂa Nieminenn Vaukkari (apodada Kaisa), princesa de la abolida dinastĂa finesa. En 1925, tuvieron una hija, Ruth Miryam Gaviola Nieminenn. Kaisa falleciĂł el 15 de abril de 1936, en la ciudad de Buenos Aires.
Gaviola falleciĂł el 7 de agosto de 1989, a los 88 años, en su ciudad natal. Distinguido por el mundo aunque ignorado en la Argentina, el cientĂfico mendocino se mantuvo honesto, intransigente y comprometido con el desarrollo de la investigaciĂłn cientĂfica de calidad en el paĂs, pero su noble corazĂłn y postura Ă©tica fueron los que lo llevaron a ganarse el prestigio y el respeto entre la Ă©lite cientĂfica internacional de la Ă©poca.
En honor a la trayectoria del eminente cientĂfico, la Academia Nacional de Ciencias de CĂłrdoba instaurĂł el Premio Enrique Gaviola destinado a jĂłvenes investigadores de las ĂĄreas de MatemĂĄtica, AstronomĂa y FĂsica.
Los mĂ©todos de innovaciĂłn que introdujo Gaviola con sus experimentos todavĂa se siguen incorporando en los grandes telescopios modernos. TambiĂ©n, muchos institutos e instalaciones cientĂficas llevan su nombre.
En la ciudad de Mendoza, se impuso el nombre de RamĂłn Enrique Gaviola a la escuela N° 3-406 en reconocimiento al cientĂfico rivadaviense que trascendiĂł el mundo de la ciencia y que merece no ser olvidado.