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1966 – Festival de San SebastiĂĄn, Mejor actriz por su actuaciĂłn en Del Brazo y por la Calle.
Semblanza
Evangelina Salazar, una talentosa actriz que resignĂł una posible carrera internacional, para dar prioridad a su vida familiar a la profesional Â
Evangelina Salazar es una talentosa actriz argentina cuya carrera, tras un comienzo brillante en cine y televisiĂłn, tuvo Ă©xitos notables pero esporĂĄdicos, ya que privilegiĂł acompañar a su marido, el popular cantautor RamĂłn Palito Ortega, con quien tuvo seis hijos, y una vida de pelĂcula, que incluyĂł desempeñar el papel de primera dama de la provincia de TucumĂĄn.
Evangelina trabajĂł en televisiĂłn y cine con grandes autores, directores y artistas y ademĂĄs del reconocimiento y la admiraciĂłn del pĂșblico y la prensa por sus actuaciones, recibiĂł un premio a mejor actriz en el tradicional Festival de San SebastiĂĄn que pudo haberle significado una exitosa carrera internacional, pero ella optĂł por la vida familiar. Sus padres la criaron en un ambiente de fĂ©rrea disciplina y familiaridad. De pequeña estudiĂł danza y declamaciĂłn, y a los 11 años ya habĂa tenido una participaciĂłn menor en la televisiĂłn.
La actriz, nacida en Buenos Aires el 15 de junio de 1946 e inscripta como Evangelina Yolanda Salazar Romano, debutĂł formalmente en la TV en 1963 en el ciclo Señoritas Alumnas, con libro de Abel Santa Cruz y dirigida por MarĂa Herminia Avellaneda, donde compartiĂł elenco con la ya experimentada Teresa Blasco y otras dos figuras emergentes, Marilina Ross y Selva AlemĂĄn. El programa estuvo en el aire dos temporadas. Criada y educada en un ambiente de fĂ©rrea disciplina, en sus primeros tiempos en el espectĂĄculo, sus padres la acompañaban a todos los lugares donde debĂa actuar.
En 1965, cuando tenĂa 19 años, desempeñó un protagĂłnico en Mi primera novia, que fue determinante en su vida. En aquella pelĂcula, estrenada en 1966, compartiĂł estelaridad y conociĂł a RamĂłn Palito Ortega, con quien iniciĂł un noviazgo que llenĂł tapas y pĂĄginas de las revistas llamadas âdel corazĂłnâ. Palito ya llevaba dos años consagrado como Rey de la Nueva Ola y proyecciĂłn internacional a los paĂses de habla hispana.
Precisamente, 1966 fue el año consagratorio de Evangelina. Su popularidad se acrecentó cuando interpretó en televisión la primera versión de la maestra Jacinta Pichimahuida, también con guión de Abel Santa Cruz, en un ciclo que quedó en la memoria de las audiencias a lo largo de los años.
Pero los mĂĄximos niveles de Ă©xito los alcanzĂł cuando por su actuaciĂłn como protagonista del filme Del brazo y por la calle -coproducciĂłn de Argentina y España filmada en blanco y negro, y dirigida por Enrique Carreras-, la rubia de rostro aniñado recibiĂł el prestigioso premio Concha de Plata a la mejor actriz en el tradicional Festival Internacional de Cine de San SebastiĂĄn de 1966.  El Festival de San SebastiĂĄn es uno de los siete Ășnicos festivales europeos y de los catorce mundiales de la categorĂa A, acreditada por la FederaciĂłn Internacional de Asociaciones de Productores CinematogrĂĄficos (FIAPF).
Evangelina compartiĂł elenco con los consagrados Rodolfo BebĂĄn, Susana Campos y Enzo Viena.  En Argentina, por la misma actuaciĂłn recibiĂł el premio CĂłndor de Plata, otorgado por la AsociaciĂłn de Cronistas CinematogrĂĄficos. Ese mismo año, Evangelina y BebĂĄn protagonizaron en televisiĂłn una versiĂłn de Romeo y Julieta, de William Shakespeare, dirigida por MarĂa Herminia Avellaneda, en la que tambiĂ©n se lucieron otros reconocidos actores locales como Cipe Lincovsky, Ernesto Bianco, MarĂa Rosa Gallo, Susana Rinaldi y Sergio RenĂĄn,
El Ă©xito en San SebastiĂĄn le abriĂł a Evangelina el camino para desarrollar una carrera internacional como actriz, pero ella la resignĂł dando prioridad a su proyecto familiar compartido con Palito Ortega con quien se casĂł en 1967 en una ceremonia oficiada en la AbadĂa de San Benito de Palermo que fue transmitida en directo por la televisiĂłn y tuvo amplia repercusiĂłn, dada la popularidad de la pareja. La audiencia se contĂł por millones de televidentes. El matrimonio se consolidĂł como la pareja mĂĄs popular del espectĂĄculo en la Argentina. âFue un amor fulminante. RamĂłn fue el Ășnico hombre de mi vida, nunca habĂa salido con un chico, jamĂĄs habĂa besado a nadie, era sumamente caseraâ, dijo Evangelina en un reportaje en 2021. El matrimonio tuvo seis hijos, todos con veta artĂstica: MartĂn y SebastiĂĄn productores de espectĂĄculos; Luis, director de cine; Emanuel y Rosario, cantautores, como el padre y Julieta, actriz.
Los años siguientes al casamiento transcurrieron de forma vertiginosa, marcados en especial por la itinerante carrera del Rey Palito Ortega, que virtualmente vivĂa en giras ofreciendo recitales en el paĂs y en el exterior. En 1968, Evangelina protagonizĂł otra coproducciĂłn argentina â española: OperaciĂłn San Antonio, dirigida por el argentino Enrique Carreras, con libro y actores de ambos paĂses, pero a medida que fueron naciendo los hijos -el primero, MartĂn, en 1969- las actuaciones de Evangelina se fueron haciendo cada vez mĂĄs esporĂĄdicas, dado que ella optĂł por desempeñar en plenitud los roles de madre y esposa. En los años â60 se la recuerda tambiĂ©n en el ciclo El amor tiene cara de mujer y en la telenovela La pĂcara soñadora.
En 1970 tuvo un destacado papel en la pelĂcula El santo de la espada, que narra la vida del libertador, General JosĂ© de San MartĂn, dirigida por Leopoldo Torre Nilsson. Evangelina tuvo una actuaciĂłn feliz encarnando a Remedios de Escalada, la joven esposa del prĂłcer argentino, cuyo rol fue desempeñado por Alfredo AlcĂłn.
A partir de entonces, entre 1971 y 1979, Evangelina trabajĂł en cuatro pelĂculas pasatistas, de Ăndole comercial y musical, en tres de las cuales compartiĂł protagonismo con Palito Ortega,< director en dos de ellas. En 1971, En una playa junto al mar, dirigida por Enrique Cahen Salaberry, con guiĂłn de Abel Santa Cruz, donde compartiĂł elenco con el cantante Donald, Jorge Barreiro y Joe RĂgoli. En 1973, Me gusta esa chica, dirigida por Enrique Carreras, en la que trabajĂł con Palito Ortega, RaĂșl Rossi e Irma CĂłrdoba. En 1976, Dos locos en el aire, dirigida y protagonizada por Ortega con libro de Juan Carlos Mesa y actuaciĂłn del propio Ortega, Carlos BalĂĄ y Ăngel Magaña, y en 1979, Vivir con alegrĂa, tambiĂ©n dirigida y protagonizada por Palito, con grandes actores en la pantalla, como Luis Sandrini y Juan Carlos Altavista.
En 1981, Palito Ortega quiso dar un gran paso importante como productor al contratar a una estrella mundial para que actuara en Argentina, Frank Sinatra. Fueron cuatro conciertos vip en el Hotel Sheraton y dos presentaciones en el estadio Luna Park. El programa se cumpliĂł, pero entre la firma de los suculentos contratos y los pagos, mediĂł en Argentina una fuerte devaluaciĂłn del peso que, tras cumplir en tiempo y forma con sus compromisos, dejĂł a Palito y a Evangelina en la ruina econĂłmica.
A fin de intentar restablecerse económicamente, la pareja marchó primero a Europa y después a los Estados Unidos, donde afincados en Miami desde 1985, Palito fue ayudado por bancos y otras instituciones por recomendación del propio Sinatra. Palito pudo continuar asà su exitosa carrera de cantautor, retomar sus trabajos como productor y protagonizar ademås un exitoso ciclo televisivo en el que condujo un programa de entrevistas a estrellas latinas.
Ortega concluyĂł su exitosa permanencia en Estados Unidos en 1990, cuando tentado por el entonces presidente de Argentina, Carlos Menem, presentĂł candidatura y ganĂł la gobernaciĂłn de la provincia de TucumĂĄn, cargo que desempeñó entre 1991 y 1995, perĂodo en el cual Evangelina Salazar cumpliĂł el papel de una digna primera dama provincial. Luego, entre 1998 y 2001, Palito fue senador nacional por TucumĂĄn y durante el ejercicio de esa funciĂłn, fue candidato a vicepresidente de la NaciĂłn, por el Partido Justicialista, secundando al candidato Eduardo Duhalde, pero fueron derrotados por el candidato del radicalismo, Fernando de la RĂșa. Ortega retomĂł entonces su carrera artĂstica.
Evangelina a su vez solo volviĂł a actuar, pero esporĂĄdicamente y sĂłlo en proyectos de sus hijos. En 2001 realizĂł una breve participaciĂłn en la telenovela juvenil EnAmorArte, protagonizada por Emanuel y producida por SebastiĂĄn. Diez años mĂĄs tarde, en 2011, fue relatora de la telenovela romĂĄntica Un Año para Recordar, otro proyecto de SebastiĂĄn. En 2012, nuevamente convocada por SebastiĂĄn, actuĂł en la telecomedia Graduados, donde encarnĂł a una jueza de paz que casaba a los personajes de Juan Gil Navarro e Ivo Cutzarida. En 2004, participĂł de la pelĂcula dramĂĄtica Monobloc dirigida y escrita por su hijo Luis y protagonizada por Graciela Borges, Rita Cortese y Carolina Fal. Evangelina ganĂł por su actuaciĂłn en este filme el Premio CĂłndor de Plata como Mejor Actriz de Reparto.
Sobre las carreras de sus hijos, Evangelina manifestĂł en una entrevista que ella los dejĂł ser. âEllos me moldearon a mĂ con el paso del tiempoâ y asegurĂł que despuĂ©s de haber sido madre, nunca tuvo ganas de retomar su carrera. AĂșn asĂ, su vida y sus logros demuestran que se puede brillar fugazmente y dejar marca en el recuerdo en toda una generaciĂłn.
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Evangelina Salazar, una talentosa actriz que resignĂł una posible carrera internacional, para dar prioridad a su vida familiar a la profesional Â
Evangelina Salazar es una talentosa actriz argentina cuya carrera, tras un comienzo brillante en cine y televisiĂłn, tuvo Ă©xitos notables pero esporĂĄdicos, ya que privilegiĂł acompañar a su marido, el popular cantautor RamĂłn Palito Ortega, con quien tuvo seis hijos, y una vida de pelĂcula, que incluyĂł desempeñar el papel de primera dama de la provincia de TucumĂĄn.
Evangelina trabajĂł en televisiĂłn y cine con grandes autores, directores y artistas y ademĂĄs del reconocimiento y la admiraciĂłn del pĂșblico y la prensa por sus actuaciones, recibiĂł un premio a mejor actriz en el tradicional Festival de San SebastiĂĄn que pudo haberle significado una exitosa carrera internacional, pero ella optĂł por la vida familiar. Sus padres la criaron en un ambiente de fĂ©rrea disciplina y familiaridad. De pequeña estudiĂł danza y declamaciĂłn, y a los 11 años ya habĂa tenido una participaciĂłn menor en la televisiĂłn.
La actriz, nacida en Buenos Aires el 15 de junio de 1946 e inscripta como Evangelina Yolanda Salazar Romano, debutĂł formalmente en la TV en 1963 en el ciclo Señoritas Alumnas, con libro de Abel Santa Cruz y dirigida por MarĂa Herminia Avellaneda, donde compartiĂł elenco con la ya experimentada Teresa Blasco y otras dos figuras emergentes, Marilina Ross y Selva AlemĂĄn. El programa estuvo en el aire dos temporadas. Criada y educada en un ambiente de fĂ©rrea disciplina, en sus primeros tiempos en el espectĂĄculo, sus padres la acompañaban a todos los lugares donde debĂa actuar.
En 1965, cuando tenĂa 19 años, desempeñó un protagĂłnico en Mi primera novia, que fue determinante en su vida. En aquella pelĂcula, estrenada en 1966, compartiĂł estelaridad y conociĂł a RamĂłn Palito Ortega, con quien iniciĂł un noviazgo que llenĂł tapas y pĂĄginas de las revistas llamadas âdel corazĂłnâ. Palito ya llevaba dos años consagrado como Rey de la Nueva Ola y proyecciĂłn internacional a los paĂses de habla hispana.
Precisamente, 1966 fue el año consagratorio de Evangelina. Su popularidad se acrecentó cuando interpretó en televisión la primera versión de la maestra Jacinta Pichimahuida, también con guión de Abel Santa Cruz, en un ciclo que quedó en la memoria de las audiencias a lo largo de los años.
Pero los mĂĄximos niveles de Ă©xito los alcanzĂł cuando por su actuaciĂłn como protagonista del filme Del brazo y por la calle -coproducciĂłn de Argentina y España filmada en blanco y negro, y dirigida por Enrique Carreras-, la rubia de rostro aniñado recibiĂł el prestigioso premio Concha de Plata a la mejor actriz en el tradicional Festival Internacional de Cine de San SebastiĂĄn de 1966.  El Festival de San SebastiĂĄn es uno de los siete Ășnicos festivales europeos y de los catorce mundiales de la categorĂa A, acreditada por la FederaciĂłn Internacional de Asociaciones de Productores CinematogrĂĄficos (FIAPF).
Evangelina compartiĂł elenco con los consagrados Rodolfo BebĂĄn, Susana Campos y Enzo Viena.  En Argentina, por la misma actuaciĂłn recibiĂł el premio CĂłndor de Plata, otorgado por la AsociaciĂłn de Cronistas CinematogrĂĄficos. Ese mismo año, Evangelina y BebĂĄn protagonizaron en televisiĂłn una versiĂłn de Romeo y Julieta, de William Shakespeare, dirigida por MarĂa Herminia Avellaneda, en la que tambiĂ©n se lucieron otros reconocidos actores locales como Cipe Lincovsky, Ernesto Bianco, MarĂa Rosa Gallo, Susana Rinaldi y Sergio RenĂĄn,
El Ă©xito en San SebastiĂĄn le abriĂł a Evangelina el camino para desarrollar una carrera internacional como actriz, pero ella la resignĂł dando prioridad a su proyecto familiar compartido con Palito Ortega con quien se casĂł en 1967 en una ceremonia oficiada en la AbadĂa de San Benito de Palermo que fue transmitida en directo por la televisiĂłn y tuvo amplia repercusiĂłn, dada la popularidad de la pareja. La audiencia se contĂł por millones de televidentes. El matrimonio se consolidĂł como la pareja mĂĄs popular del espectĂĄculo en la Argentina. âFue un amor fulminante. RamĂłn fue el Ășnico hombre de mi vida, nunca habĂa salido con un chico, jamĂĄs habĂa besado a nadie, era sumamente caseraâ, dijo Evangelina en un reportaje en 2021. El matrimonio tuvo seis hijos, todos con veta artĂstica: MartĂn y SebastiĂĄn productores de espectĂĄculos; Luis, director de cine; Emanuel y Rosario, cantautores, como el padre y Julieta, actriz.
Los años siguientes al casamiento transcurrieron de forma vertiginosa, marcados en especial por la itinerante carrera del Rey Palito Ortega, que virtualmente vivĂa en giras ofreciendo recitales en el paĂs y en el exterior. En 1968, Evangelina protagonizĂł otra coproducciĂłn argentina â española: OperaciĂłn San Antonio, dirigida por el argentino Enrique Carreras, con libro y actores de ambos paĂses, pero a medida que fueron naciendo los hijos -el primero, MartĂn, en 1969- las actuaciones de Evangelina se fueron haciendo cada vez mĂĄs esporĂĄdicas, dado que ella optĂł por desempeñar en plenitud los roles de madre y esposa. En los años â60 se la recuerda tambiĂ©n en el ciclo El amor tiene cara de mujer y en la telenovela La pĂcara soñadora.
En 1970 tuvo un destacado papel en la pelĂcula El santo de la espada, que narra la vida del libertador, General JosĂ© de San MartĂn, dirigida por Leopoldo Torre Nilsson. Evangelina tuvo una actuaciĂłn feliz encarnando a Remedios de Escalada, la joven esposa del prĂłcer argentino, cuyo rol fue desempeñado por Alfredo AlcĂłn.
A partir de entonces, entre 1971 y 1979, Evangelina trabajĂł en cuatro pelĂculas pasatistas, de Ăndole comercial y musical, en tres de las cuales compartiĂł protagonismo con Palito Ortega,< director en dos de ellas. En 1971, En una playa junto al mar, dirigida por Enrique Cahen Salaberry, con guiĂłn de Abel Santa Cruz, donde compartiĂł elenco con el cantante Donald, Jorge Barreiro y Joe RĂgoli. En 1973, Me gusta esa chica, dirigida por Enrique Carreras, en la que trabajĂł con Palito Ortega, RaĂșl Rossi e Irma CĂłrdoba. En 1976, Dos locos en el aire, dirigida y protagonizada por Ortega con libro de Juan Carlos Mesa y actuaciĂłn del propio Ortega, Carlos BalĂĄ y Ăngel Magaña, y en 1979, Vivir con alegrĂa, tambiĂ©n dirigida y protagonizada por Palito, con grandes actores en la pantalla, como Luis Sandrini y Juan Carlos Altavista.
En 1981, Palito Ortega quiso dar un gran paso importante como productor al contratar a una estrella mundial para que actuara en Argentina, Frank Sinatra. Fueron cuatro conciertos vip en el Hotel Sheraton y dos presentaciones en el estadio Luna Park. El programa se cumpliĂł, pero entre la firma de los suculentos contratos y los pagos, mediĂł en Argentina una fuerte devaluaciĂłn del peso que, tras cumplir en tiempo y forma con sus compromisos, dejĂł a Palito y a Evangelina en la ruina econĂłmica.
A fin de intentar restablecerse económicamente, la pareja marchó primero a Europa y después a los Estados Unidos, donde afincados en Miami desde 1985, Palito fue ayudado por bancos y otras instituciones por recomendación del propio Sinatra. Palito pudo continuar asà su exitosa carrera de cantautor, retomar sus trabajos como productor y protagonizar ademås un exitoso ciclo televisivo en el que condujo un programa de entrevistas a estrellas latinas.
Ortega concluyĂł su exitosa permanencia en Estados Unidos en 1990, cuando tentado por el entonces presidente de Argentina, Carlos Menem, presentĂł candidatura y ganĂł la gobernaciĂłn de la provincia de TucumĂĄn, cargo que desempeñó entre 1991 y 1995, perĂodo en el cual Evangelina Salazar cumpliĂł el papel de una digna primera dama provincial. Luego, entre 1998 y 2001, Palito fue senador nacional por TucumĂĄn y durante el ejercicio de esa funciĂłn, fue candidato a vicepresidente de la NaciĂłn, por el Partido Justicialista, secundando al candidato Eduardo Duhalde, pero fueron derrotados por el candidato del radicalismo, Fernando de la RĂșa. Ortega retomĂł entonces su carrera artĂstica.
Evangelina a su vez solo volviĂł a actuar, pero esporĂĄdicamente y sĂłlo en proyectos de sus hijos. En 2001 realizĂł una breve participaciĂłn en la telenovela juvenil EnAmorArte, protagonizada por Emanuel y producida por SebastiĂĄn. Diez años mĂĄs tarde, en 2011, fue relatora de la telenovela romĂĄntica Un Año para Recordar, otro proyecto de SebastiĂĄn. En 2012, nuevamente convocada por SebastiĂĄn, actuĂł en la telecomedia Graduados, donde encarnĂł a una jueza de paz que casaba a los personajes de Juan Gil Navarro e Ivo Cutzarida. En 2004, participĂł de la pelĂcula dramĂĄtica Monobloc dirigida y escrita por su hijo Luis y protagonizada por Graciela Borges, Rita Cortese y Carolina Fal. Evangelina ganĂł por su actuaciĂłn en este filme el Premio CĂłndor de Plata como Mejor Actriz de Reparto.
Sobre las carreras de sus hijos, Evangelina manifestĂł en una entrevista que ella los dejĂł ser. âEllos me moldearon a mĂ con el paso del tiempoâ y asegurĂł que despuĂ©s de haber sido madre, nunca tuvo ganas de retomar su carrera. AĂșn asĂ, su vida y sus logros demuestran que se puede brillar fugazmente y dejar marca en el recuerdo en toda una generaciĂłn.